Arqueología


Antequera cuenta con un número importante de restos arqueológicos que pueden ser visitados. Los más conocidos son los Dólmenes, reconocidos como Patrimonio de la Humanidad, y también la Alcazaba y el Arco de los Gigantes. Puedes consultar los horarios en nuestro apartado "¿Qué visitar?" dentro de la pestaña "Actividades de ocio"


Alcazaba


Dentro del conjunto amurallado de la medina islámica se distinguían dos recintos más o menos diferenciados: la Alcazaba, que ocupaba todo el coronamiento del cerro, y un segundo anillo que, bajando desde la Puerta de la Villa, continuaba hacia el Postigo del Agua y Puerta de Málaga, para volver a unir con la Torre Blanca. La torre más importante de todo el recinto es la del Homenaje. Su planta es angular. Al interior se accede por una puerta jalonada de dos grandes fustes de columna lisos y un dintel. Entre las estancias del interior, hay varias de planta rectangular y cubiertas con bóvedas esquifadas. Sobre esta torre se construyó, en el año 1582, un templete campanario, para cobijar la campana mayor de la ciudad. Unida por un lienzo de muralla a esta torre, está la conocida como Torre Blanca, la cual sorprende por la perfección técnica demostrada en su fábrica de sillería. 


Arco de los Gigantes

Se levantó en el año 1585. Su traza se debió al arquitecto Francisco de Azurriola. Este edificio tiene un doble interés para la ciudad, en su aspecto monumental y de significación histórica. Es decir, a su valor como ejemplo de arquitectura tardo-renacentista, hay que añadir su importancia como muestra del interés de la ciudad por legitimar su renacentismo de entonces, a través de los vestigios romanos en su suelo. Por ello, una vez levantado el muro del Arco, el Cabildo Municipal decide colocar todas aquellas estatuas y lápidas latinas que habían aparecido en las ciudades romanas de alrededor. El Arco, que se abre con un muro de más de dos metros de grosor, presenta una altura de siete metros. Su coronamiento fue más aparatoso, ya que tenía una gran hornacina, flanqueada de dos aletones, en la que había una enorme estatua de Hércules. La jarra de azucenas de la clave, así como el castillo y el león de la cornisa, conforman el escudo de la ciudad.


Dolmen de Menga

Las tres construcciones del conjunto dolménico pertenecen al calcolítico. El dolmen de Menga puede ser fechado en un cobre inicial, alrededor del 2.500. el dolmen de Viera, es algo posterior, aproximadamente sobre el 2.000 a.C. El más moderno de los tres es el dolmen del Romeral, perteneciente ya a un cobre final, y fechable en el 1.800 a.C. Se trata de una gran cámara ovalada, formando una galería cubierta con un pequeño estrechamiento en la entrada. La cámara está formada por siete grandes monolitos cuadrados en cada lado y una enorme piedra que forma la cabecera, cubriéndose con cinco gigantescas losas. Es el único de los tres dólmenes que tiene unas inscripciones de figuras antropomórficas, situadas en la primera losa de entrada a la izquierda. Al visitante le llamará la atención las dimensiones de la cobija, o losa de cubierta del fondo, de 6 metros de longitud y 7 metros de lado, con un peso aproximado de 180 toneladas. Para sostener estas losas, el dolmen presenta tres pilares de sección cuadrada, aunque sólo uno cumple realmente esta función. El conjunto se cubre con un túmulo de 50 metros de diámetro.


Dolmen de Viera

Se trata de un sepulcro de galería cubierta, formada por un corredor de acceso y una cámara de sección cuadrada a la que se accede por medio de una puerta labrada en un monolito. El corredor se conserva completo en un espacio formado por ocho ortostatos a la derecha y siete a la izquierda, la cubierta estaba formada por siete losas, de las que sólo quedan cuatro. La cámara es una habitación formada por cinco grandes losas, cuatro que forman las paredes y una cobija a nivel con el corredor


Dolmen de El Romeral

Es una edificación más reciente y que presenta algunas novedades. Se trata de un dolmen de tipo ´Tholos´ con corredor, en el que se pueden distinguir dos partes claramente diferenciadas. En primer lugar, un largo corredor de acceso; a continuación se encuentra la cámara sepulcral o ´Tholos´ resuelta mediante la construcción de una falsa bóveda por aproximación de hileras.
El paso del corredor a la cámara sepulcral se hace mediante una puerta adintelada. Por último, nos encontramos con una segunda cámara, más pequeña. Su destino sería presentar ofrendas. Destaca la gran losa del suelo, a modo de altar, bajo la cual se encontró parte del ajuar de este dolmen. La novedad en el aspecto constructivo reside en la utilización de aparejo pequeño para realizar el corredor y la falsa bóveda. Será por tanto en la cubrición donde se utilicen las grandes piedras.


Termas romanas

Las termas que se ubican a los pies de la Colegiata de Santa María la Mayor, en un gran desnivel del terreno, fueron descubiertas por casualidad en el verano de 1988. Se trata de un Complejo Termal de carácter público, con unas construcciones que se pueden fechar en torno a mediados del siglo I después de Cristo. Son unas edificaciones de gran robustez, realizadas a base de grandes sillares y piletas de cierta extensión recubiertas de mortero hidraúlico o «Opus Signimum», en el exterior están revestidos de mármoles de cierta calidad.
También cuentan las excavaciones con un gran mosaico polícromo, en cuyo medallón central se representa una divinidad marina. El mosaico puede fecharse en el siglo III. Los restos que se encontraron también pueden hacernos afirmar que existiría un alfar de  «Terra Sigilata» en la misma zona. Quizás la importancia de estos restos arqueológicos resida no solo en su valor monumental, como en el hecho de que vinieron a confirmar la existencia del asentamiento urbano de Antikaria que hasta el momento solo se conocía por fuentes escritas.


Villa romana

La "Villa romana de la Estación" se ubica al noroeste del actual casco urbano de Antequera. Aunque el yacimiento es conocido desde finales del siglo pasado, será en 1998, al realizar las obras para la construcción de la circunvalación norte de Antequera cuando se ponga de manifiesto la importancia arqueológica de esta villa, obligando a desviar el trazado de la carretera a su paso por el yacimiento, incluso a no concluir la obra viaria en este punto. Se trata de una villa cuyas estancias se articulan en torno a un gran patio rodeado de columnas: peristilo, pavimentado con mosaicos (unos 430 m2). El corredor columnado rodeaba un estanque cuadrado de más de 15 ms. de lado en cuyo interior se han localizado los restos de cuatro grandes parterres de 4,2 ms de diámetro cada uno, formando especies de islotes dentro del gran estanque. Para decorar este espacio se utilizó un repertorio escultórico marmóreo de carácter excepcional que se ve incrementado a la par que se realizan los trabajos arqueológicos en el yacimiento. Las principales esculturas en mármol que se han identificado hasta el momento, y que se pueden contemplar en el Museo de la Ciudad son:
  • Representación de Pan.
  • Busto de Nero Germánico.
  • Cabeza de satirillo.
  • Cabeza de divinidad, quizás Venus.
  • Afrodita.
  • Fragmento escultórico de un sátiro.
  • Actor con máscara.
  • Clípeo de un personaje barbado (filósofo o dominus).
  • Máscara de Melpómene.
  • Escultura de Eros dormido.
  • Escultura de Eros cabalgando sobre un animal acuático.
  • Hipopótamo.
También es excepcional (el único que se conserva en toda la Península Ibérica) el fragmento de sectile parietal (elaborado con despiece de mármoles locales y de importación) con la representación de un ave acuática, que formaba parte de un zócalo decorativo de una de las estancias. El grupo escultórico, en conjunto, nos acerca al esquema de pensamiento que originó la villa, así como a la evolución ideológica y económica de los diferentes propietarios que la poseyeron desde la segunda mitad del siglo I d.C. hasta principios del siglo V de nuestra Era, con una importante remodelación a finales del III o principios del IV. Denotando un incuestionable gusto por los placeres de la vida, sin duda derivado de su admiración por el helenismo como cultura y como filosofía de vida.


Carnicería de los Moros

Tradicionalmente, esta construcción ha sido conocida con el nombre de "Carnicería de los Moros". En realidad, lo que hoy podemos ver son los restos de unas Termas, que sin duda pertenecieron a una suntuosa villa romana, situada junto al curso del río de la Villa, y a unos dos kilómetros de distancia del antiguo "municipium". Lo que mejor se conserva es la gran piscina de 53 metros en su lado mayor, cuyo muro de contención se decora con quince hornacinas que tienen una altura media de 2'80 metros. Estos nichos son todos de planta rectangular, y se cubren con bóveda de medio cañón, con excepción del situado en el centro, que es de planta semicircular y se cubre con un cuarto de esfera. La construcción es de mortero. Sin embargo, puede que originariamente se cubriese todo con otro tipo de material. Resulta asimismo muy curiosos el empleo, en los fondos de los nichos planos, de un tipo de aparejo muy interesante: se trata del llamado "opus espicatum" o "espina de pez", que denota una fecha bastante tardía, posiblemente a comienzos del S. IV.

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